Murió Emilio Vieyra. Para muchos ese nombre, tal vez, no diga nada. Para otros, para muchos otros, estará vinculado con algunos buenos momentos pasados frente a una pantalla.

Cuando el cine argentino tenía como objetivo conquistar a un público fiel en lugar de ganar premios y créditos para filmar largas escenas con silencios y poco más, Vieyra era el rey.
De su mente salieron películas “diferentes” dentro de la cinematografía local.
A saber
El western “Los Irrompibles” con Jorge >martínez y el inmortal elenco de Hiperhumor
La sátira a James Bond “La Gran Aventura” que presentó a Los Superagentes e inició una imbatible saga.
El terror erótico con “Sangre de Vírgenes” , “La bestia desnuda”, entre otras, que llegó a estrenar en Estados Unidos y que conquistaron a un público de culto.
La comedia romántica musical con “Quiero llenarme de Ti!”, “La vida continúa” y “Gitano”, tres de las mejores películas protagonizadas por Sandro.
Son apenas algunos apuntes de una carrera prolífica. Por supuesto sus trabajos no eran excelentes, distaban del tipo de cine de Campanella, por ejemplo. Sólo que en su momento cumplieron su cometido: Entretener. Sirvieron para regalar felicidad. Lo que no es poca cosa.