Si hubiese sido joven por estos días seguramente su nombre estaría entre los nominados para cualquier personaje basado en comics que existe. Es que Patrick Swayze fue antes que un buen actor una personalidad de la pantalla grande. Una cualidad con la que se nace o no.
Ayer murió a los 57 años, pero ya integra el Olimpo inmortal de Hollywood gracias a un puñado de películas memorables. Entre ellas Ghost y Dirty Dancing (donde demostró su dotes de buen bailarín).
Valga esta nota también como un tirón de orejas a toda la prensa que se relamió mostrando su deterioró físico y que anticipo su muerte como deseandola sin mediar el daño que ese tipo de información le hace a otros que como él luchan contra el cancer y que necesitan de la esperanza como de la mejor medicina.
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